Cuenta la leyenda que hacia 1580, en el antiguo pueblo Oyacachi hubo una plaga de osos que mató varios niños y obligó a los indígenas a refugiarse en una cueva. En esos días, pasó una mujer con un niño en brazos, que consoló a los pobladores y les ofreció librarlos de los osos con la única condición de que le pudrieran al sacerdote de la población más cercana que los evangelizara en la fe católica.